lunes, 17 de marzo de 2014

Pautas para gestionar determinados comportamientos


A continuación se relacionan una serie de comportamientos habituales entre jugadores y técnicos, y se indican algunas pautas de actuación del árbitro para su gestión:

a) Manejo de situaciones potencialmente conflictivas

Protesta colectiva: no permitir que los jugadores formen un círculo a su alrededor, desplazándose hacia atrás o lateralmente, sin darles la espalda; mantener expresión serena en el rostro sin levantar los brazos ni hacer aspavientos; no gritar ni entrar en discusiones con los jugadores; acercarse a la banda para recibir la ayuda de los asistentes, el cuarto árbitro o el delegado de campo; identificar a uno o dos jugadores que se destaquen en las protestas y, una vez calmada la situación, amonestarlos.

Actitud antideportiva: es habitual que la acción de un jugador esté más próxima a la falta de deportividad que a una infracción de las Reglas del Juego propiamente dicha. Sin embargo, dicha acción (o actitud) puede soliviantar a los jugadores adversarios y/o al público, que la interpretan como una burla al espíritu del juego y una triquiñuela, si no ilegal, al menos incorrecta. El ejemplo clásico es la sustitución de un jugador del equipo que va ganando, en los minutos finales del partido.  Casualmente, el jugador a sustituir –sea cual sea su posición habitual- está ubicado en la banda opuesta a los banquillos. Cuando se da por enterado, comienza lentamente –a veces, incluso cojeando- a acercarse al banquillo y aprovecha para saludar al árbitro, como forma de perder unos segundos adicionales. Cuando el otro equipo quiere acelerar su salida, se producen empujones y malos modos, complicando la labor arbitral. Además, cuando la acción la realiza un jugador del equipo visitante, el público increpa al árbitro, exigiéndole que impida tal actitud y haga que el juego se reanude de forma inmediata.

Para prevenir este tipo de situación, el árbitro debe hacer uso, tanto del lenguaje verbal, como del lenguaje no-verbal, acercarse y ofrecerle, de palabra y por gestos, la posibilidad de abandonar el campo por la línea de banda más próxima, advirtiéndole de que, si lo hace atravesando el campo, lo haga sin pérdida de tiempo, ya que “todos estamos esperando a que Vd. salga”. Si el jugador recurre a la triquiñuela de intentar saludarle, sin mostrarse descortés, el árbitro debe indicarle que “después del partido nos despedimos, ahora estamos todos esperando a que Vd. salga”. Si persiste en su pérdida de tiempo, como respeto al espíritu del juego, al equipo adversario y al público, el árbitro debe amonestar al jugador. En encuentros en los que ambos equipos se juegan mucho –fases de ascenso, torneos- es recomendable que el árbitro advierta a ambos capitanes y entrenadores, antes de salir al terreno de juego, en la reunión previa en su vestuario, de que no va a tolerar este tipo de pérdidas de tiempo, pidiendo la colaboración de todos para evitar la mala imagen y las posibles amonestaciones / expulsiones.

Encuentros bajo presión: al final de cada temporada, se programan una serie de encuentros entre los equipos que tienen posibilidades de acceder a la categoría inmediatamente superior y los clasificados en las últimas posiciones de dicha categoría, con el objeto de determinar cuál de ellos estará en dicha categoría la siguiente temporada. Habitualmente, por ser partidos del máximo interés, son dirigidos por los árbitros más destacados y/o por aquellos que están participando en el curso de ascenso, quienes enfrentan el reto con ilusión y responsabilidad, ya que gran parte de sus expectativas en su futuro arbitral va a dilucidarse en su actuación en el mismo. En resumen, en uno o dos partidos, confluyen una serie de intereses, ilusiones, esperanzas por parte de cada uno de los tres equipos participantes (los dos contendientes y el equipo arbitral) que van a crear una presión sobre el evento deportivo.  

Asimismo, en categorías superiores, desde su designación para dirigir el encuentro, el árbitro puede sufrir el acoso por parte de los medios de comunicación, las manifestaciones de determinados jugadores y/o técnicos, directivos, aficiones (especialmente, a través de los denominados canales sociales de comunicación –facebook, twitter, ...), etc. recordando anteriores actuaciones, o criticando / alabando su designación. Por ese motivo, en partidos internacionales el organizador no hace pública la identidad del árbitro hasta el día anterior al de la celebración del encuentro.

Durante su participación en el evento –preparación previa, llegada al estadio, prolegómenos, aspectos administrativos, juego, ambiente post-partido- el árbitro tiene una excelente oportunidad para demostrar que cuenta con la preparación técnica, física y profesional adecuada para el eficaz cumplimiento de la labor encomendada. Debe controlar en todo momento sus emociones, comentarios y gestos, ya sean de entusiasmo, nerviosismo o decepción, pues hay muchas personas pendientes. Durante el encuentro, debe anticiparse a cualquier posible tipo de juego, aunque presumiblemente se va a encontrar con un juego muy vivo, con entradas fuertes, nervios a flor de piel (especialmente cuando se aproxime el final de la eliminatoria) y una gran presión ambiental.

Habitualmente, el equipo con riesgo de descenso tratará de emplear un juego menos técnico, imponiendo su físico para enmendar su deficiente actuación durante la temporada, siendo su principal objetivo el conservar la categoría “a como dé lugar”, basando su objetivo en evitar una decepción, jugando a la desesperada; por contra, el equipo que lucha por conseguir el ascenso suele utilizar combinaciones más técnicas, contando con jugadores más habilidosos y jóvenes, siendo su incentivo la ilusión del ascenso. Sin embargo, ambas actitudes pueden ser diferentes en el partido de vuelta, dependiendo del resultado o por incidentes ocurridos en el encuentro de ida. Otro punto a tener en cuenta es el ánimo de los aficionados, los cuales normalmente no acudirán en tan gran número –y con tanto ánimo- a los partidos durante la liga. En estas situaciones, los ánimos y apoyos se multiplican y las aficiones pueden perder su objetividad respecto a las decisiones arbitrales. Los jugadores se sienten presionados –llevados en alas- por los aficionados y se comportan de forma diferente a la habitual, dando “rienda suelta” a sus emociones, lo que tampoco facilita la labor del árbitro.
 
Actuación durante el descanso: en cualquiera de las situaciones antes mencionadas, el árbitro dispone de unos minutos de pausa durante el descanso que puede utilizar para hacer indicaciones, de forma más sosegada, a jugadores y/o técnicos. Es habitual que, al señalar el final de la primera parte, algunos jugadores se aproximen al árbitro todavía dentro del terreno de juego para hacer algún comentario o protestar sobre una determinada jugada. Aunque los comentarios se realicen de forma correcta, el árbitro no debe entablar ninguna discusión con el jugador en ese momento, ya que está a la vista del público y de los jugadores oponentes, sino que, de forma serena y firme, debe indicarle con un gesto al jugador que en ese momento lo que debe hacer es dirigirse a su vestuario. Sin embargo, en el caso de que el árbitro estime conveniente hacer alguna aclaración, puede invitarle a acercarse a su vestuario durante el descanso, acompañado por su delegado, para comentar, fuera de la vista del público, alguna circunstancia. Este tipo de invitación debe ser excepcional, ya que no es conveniente entablar conversaciones con jugadores durante el descanso ni propiciar que la presencia de un jugador en el vestuario arbitral pueda levantar sospechas entre el equipo contrario. De cualquier forma, de producirse dicha conversación, no debe permitirse entablar discusiones sino que será breve, correcta y con el único objetivo de hacer alguna aclaración, principalmente de tipo técnico, evitando entrar en apreciaciones que puedan dar origen a distintas opiniones.

Asimismo, el periodo de descanso puede ser utilizado por el árbitro para convocar a su vestuario a ambos capitanes y delegados para hacer las indicaciones que estime pertinente cara al buen desarrollo del encuentro. Tampoco en esta reunión puede permitir que se establezca ningún tipo de discusión entre los presentes, ni entre ellos y los miembros del equipo arbitral. El motivo es cursar instrucciones lo que hará el árbitro de forma clara, correcta, sin alzar la voz ni proferir amenazas y sin excederse en la exposición que debe ser lo más breve posible. En el caso de que los jugadores o técnicos se hayan comportado de forma violenta o incorrecta durante la primera parte, es conveniente aprovechar esa reunión para recordarles la responsabilidad que asumen en colaborar para que el encuentro se desarrolle por los cauces reglamentarios.     

b) Situaciones en las que es posible prever una actuación incorrecta

El árbitro debe estar especialmente alerta para prevenir entradas bruscas o violentas por parte de algún jugador en las siguientes circunstancias:

         cuando el jugador haya cometido un  fallo propio que perjudicó a su equipo;
         tras reclamar una falta por sufrir una entrada no señalada;
         cuando se producen discusiones y/o recriminaciones entre los propios compañeros;
         tras la consecución de un gol –especialmente si fue en jugada protestada- por el equipo adversario, o la señalización de un penalti;
         tras la expulsión de algún compañero y/o del entrenador; etc.;..

En estos casos, el árbitro debe tratar de estar muy próximo a la jugada, para que su presencia impida la acción brusca y no conceder ventaja a menos que la jugada sea muy clara. Es preferible cortar un poco el juego para no perder el control sobre el mismo.

c) Al finalizar el encuentro, cuando los equipos se retiran a los vestuarios 

Si ha habido tensión en los minutos finales, es probable que aparezcan mutuamente recriminaciones o insultos entre jugadores o técnicos de ambos equipos, siendo, en muchas ocasiones, el germen que da inicio a agresiones, empujones y carreras tumultuosas.

La estrategia del equipo arbitral en esta situación debe consistir en solicitar la participación del delegado de campo, y la fuerza pública en el caso de que se encuentre presente, para detener el tumulto, pero no intervenir personalmente sujetando jugadores o entrando en discusiones que no llevan a ninguna parte. Si la situación se produce cerca del túnel de acceso a los vestuarios, el asistente que esté en la banda más próxima debe permanecer alerta para tomar nota de los jugadores (o técnicos) que hayan iniciado el tumulto o aquellos que hayan sido más activos en la pelea, especialmente jugadores, anotando mentalmente sus dorsales y los hechos cometidos para su posterior redacción en el acta.  El árbitro y el otro asistente, juntos para protegerse mutuamente, deben mantenerse a una distancia prudencial que les permita tomar nota de los acontecimientos. Una vez calmados los ánimos, deben ordenar que abandone el equipo en primer lugar uno de los equipos y, una vez hayan llegado a su vestuario, lo abandone el otro, para impedir el reinicio de la pelea en el túnel de acceso a los vestuarios. Solo cuando ambos equipos hayan salido del terreno de juego, el equipo arbitral lo abandonará acompañado por el Delegado de Campo. 

Sin embargo, cuando la situación lo aconseje, el equipo arbitral acompañado por el Delegado de Campo y la fuerza pública abandonará el terreno de juego, manteniendo la compostura, antes de que lo hagan los jugadores.

Asimismo, es habitual que alguno de los equipos centren sus protestas en el equipo arbitral, reclamando alguna jugada en concreto o que el tiempo añadido ha sido más corto del que debería haberse jugado,....  En esta situación, es preferible no entrar en discusiones ni explicaciones con los jugadores, indicando de forma firme que el juego ha terminado y ordenando que se retiren a los vestuarios. Caso de persistir, los miembros del equipo arbitral deben reunirse y acercarse al Delegado de Campo, a quién solicitarán que retire a los jugadores de su proximidad. Si fuera preciso mostrar alguna tarjeta de amonestación y/o expulsión, el árbitro debe identificar al jugador sancionado, ordenándole que se separe de los otros jugadores en el caso de que estén agrupados.


Carlos Bacigalupe
Marzo 2014


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